miércoles, 5 de junio de 2013

Erica Carlyle


Erica Carlyle
La bella Erica tiene 26 años y es la única heredera de la fortuna Carlyle desde que los tribunales de Kenia declararon muerto a Roger y los del Estado de New York confirmaron dicha declaración.
 Tras intentar sin éxito ponerse en contacto con ella  por teléfono, deciden que no pierden nada por presentarse en su mansión para tratar de verla sin embargo al no tener una cita previa los vigilantes de la finca les deniegan el paso, pudiendo los investigadores observar que la mansión se encuentra  fuertemente protegida: vallados, guardias armados, perros... ¿Acaso la señorita Carlyle oculta algo? o quizás ¿tenga miedo de algo?...

Investigando las posibles conexiones de la señorita Carlyle buscando un método para poder llegar hasta ella, descubren que su principal confidente es  Bradley Grey, miembro de la firma de abogados "Dunstan, Whittleby y Grey", radicada en la calle 57 Oeste de New York. Su nombre sale a menudo en los artículos de prensa que relatan el paso del control de la fortuna Carlyle a Erica.

Bradley Grey
Max Cady decide llamar por teléfono al bufete "Dunstan, Whittleby y Grey" haciéndose pasar por un escritor de la editorial Prospero Press habla con el señor Grey, tratando de concertar una cita con la señorita Carlyle para hacerle una serie de preguntas ya que se encuentra escribiendo un libro sobre la expedición Carlyle, esto parece disgustar profundamente al señor Grey que amenaza con una serie de denuncias y litigios por difamación, derecho a la intimidad, intrusión en el honor, etc... contra los investigadores, contra Jonas Kensington y contra Prospero Press sino se detiene inmediatamente la publicación de cualquier escrito en relación con el apellido Carlyle.

Más tarde el señor Max Cady continuando con su mascarada (N del G: aunque sospecha que ya ha sido revelada) y se reune para una comida de negocios en "Le Petit Eiffel" con el señor Grey ha instancia de este, que intenta averiguar las verdaderas intenciones de Max, ya que ha descubierto su farsa, posteriormente durante esa noche reciben una llamada para notificarles que la señorita Carlyle les concede una breve reunión, al parecer han conseguido despertar su interés...

Cuando la entrevista tiene lugar en la biblioteca de la suntuosa mansión de la finca Carlyle, en Westchester.  (en la que Erica no se separa de su enorme guardaespaldas con un también enorme bulto en la chaqueta, obviamente de una automática del .45) los investigadores tratan de despertar el interés sobre la expedición en Erica, mencionan tener indicios de que algún miembro europeo de la expedición podría seguir vivo, sin embargo la ausencia de algún tipo de prueba concluyente sumado al escepticismo tanto de la señorita Caryle, así como del señor Bradley Grey que consideran tan doloroso asunto zanjado y cosa del pasado por lo que el intento resulta infructuoso. La declaración de Erica al respecto fue la siguiente:

Desde el principio Erica supo que la expedición africana de Roger era mucho más que otro de sus caprichos tontos. Ella notaba que había algo secreto que le fascinaba y preocupaba por igual. La negra (porque Erica dice no saber como se llamaba) fue la causa de la obsesión de Roger. Para Erica, el hecho de que Roger pudiera tener relaciones con una mujer de color indica lo depravados que habían llegado a ser sus gustos. Desde que la negra se puso a dirigir la vida de Roger (Erica dice no tener idea de dónde pudo conocerla), éste empezó a tener sueños extraños en los que algo parecía llamarle y a pedirle que hiciera algo. Roger se despertaba gritando pero rehusaba por completo explicar nada más de sus sueños.
Erica le recomendó a Roger que fuera a visitarse con el doctor Robert Huston, por aquel entonces la celebridad más destacada de su círculo de amistades. Erica cree que el doctor Huston convenció a Roger para montar la expedición y se siente culpable por ello, aunque también está convencida de que la negra hizo que Roger perdiera el contacto con la realidad. Éste desaparecía de vez en cuando durante varios días y volvía desencajado y con la mirada perdida, pudiéndosele sólo sacar que había estado en Harlem.
Roger decía que la negra era de sangre noble, una sacerdotisa, y que poseía secretos que él debía obtener. Durante algún tiempo Erica apoyó la expedición pensando que en ella Roger se daría cuenta de que la negra y sus historias eran un fraude.Erica cree ahora que la negra causó la locura de su hermano.

Gracias a las notas que Elias mando a Jonas los investigadores saben de la existencia de una caja fuerte propiedad de Carlyle donde guardaba ciertos libros que podrian contener valiosa información, interrogan a Erica sobre este hecho pero ella niega conocer la existencia de ninguna caja (N del G: El profesor Freeborn se percata no solo de este hecho sino tambien que al preguntarle por la caja fuerte no ha podido evitar mirar inintecionadamente a una zona de la biblioteca), ante la insistencia de los investigadores la señorita Carlyle decide dar por terminada la reunión y los invita a marcharse.

sábado, 27 de abril de 2013

Diario de los ultimos dias de Jaared Taylor (Parte II)


A la mañana siguiente teníamos una cita ineludible, el entierro de Jakcson Elías. A pesar de no haber llegado a conocerlo nos sentíamos como si formara parte de nuestras vidas. Todo el mundo que lo conocía hablaba maravillas de este hombre y el hecho de haber estado a punto de evitar su asesinato y que este dio comienzo a toda una serie de acontecimientos que habían comenzado algo muy grande hacía que nos sintiéramos conectados, por lo menos yo.
Era una mañana lluviosa, como correspondía a la ocasión. El cementerio estaba desierto excepto por los asistentes al sepelio, que no éramos muchos. Allí estaba Cinthya Connors, Donnie Brasco, Jonas Kensington, Kurt Russell, Max Power, Max Cady, yo y el sacerdote que oficiaba el entierro. La ceremonia fue corta pero emotiva, Cinthya dijo unas palabras emocionada y bajamos el ataúd donde Elías descansaría para siempre. Cuando terminó nos quedamos en la puerta del cementerio Kurt, Max, Cady y yo, mientras los demás volvían a casa. Esperamos un rato por si alguien venía a presentar sus respetos cuando nadie lo viera. El rato que pasamos allí, bajo la lluvia, mirando la tumba de Elías, me hizo pensar en lo cerca que había estado de la muerte en Coppertown y que esto parecía aún más grande. Debía llevar cuidado y pensar bien los pasos que daba.
Tras más de media hora de esperar bajo la lluvia nos marchamos seguros de que nadie vendría.

Como era temprano decidimos ir a casa de Érica, a ver si conseguíamos hablar con ella. De camino vimos a la derecha la famosa cárcel de Nueva York, Sing sing.
La mansión era enorme, con un gran terreno vallado. Dentro del perímetro vimos guardias con perros, la opción de entrar a las bravas a por los libros de Roger perdía fuerza. Cuando llegamos a la puerta el guardia nos despidió rápidamente con un simple “no estáis en la lista” a pesar de los infructuosos intentos de Kurt. Volvimos con la sensación de que guardaba algo, además de haber perdido toda la tarde en el viaje. A ver si el día siguiente teníamos más suerte con el experto en sectas.

El domingo comenzamos la mañana en la biblioteca donde ya nos conoce el bibliotecario. Power y yo buscamos en periódicos anteriores los asesinatos que coincidieran con el de Elías. Tras toda la mañana conseguimos descubrir el nombre de las otras nueve víctimas. No sabemos su dirección pero conocemos la zona aproximada, tendremos que seguir esta pista también.

Max había concertado una cita a la hora del café con Mordegai Leming, el experto en sectas. Vive en una pequeña casa de una planta en un barrio tranquilo. Nos abre con presteza y nos recibe con una sonrisa en la cara, parece que le gustan las visitas para hablar de su trabajo. El interior está atestado de libros y diversas cosas como estatuillas, cuernos, mascaras, etc... Nos ofrece asiento y un café y comenzamos a interrogarlo. Nos dice que no sabe nada, que ya se lo dijo a la policía, pero no me lo creo. Me da la impresión de que no para de echar miradas alrededor y que suda más de la cuenta. Salimos de allí y les comento a mis compañeros que deberíamos vigilarlo pues oculta algo, aunque ellos no parecen haber observado nada raro y desechan mi idea rápidamente. No me parece nada bien pero que voy a hacer ¿quedarme aquí sólo a vigilar? Acabo aceptando aunque sigo pensando que ese hombre sabe algo.

Terminamos el día en la biblioteca. Tras saludar a Alfred (el bibliotecario) nos sentamos a buscar información sobre Robert Eliston Huston, el médico de la expedición. Conseguimos averiguar que estudió con Freud y Jung en Viena y al volver a Estados Unidos fue pionero en tratamientos freudianos. Llegaba a cobrar 60 $ por visita, no debe ser difícil encontrar donde tenía su consulta. Cuando comienzo a quedarme dormido sobre los libros le digo a Power que ya va siendo hora de irnos a casa.

Lunes por la mañana, comenzamos la nueva semana en la sala azul de bufete. Cuando llegamos Max ya ha hablado por teléfono con Harvard y ha conseguido el nombre de los libros que buscaba Elías, "Fragmento de G´Harne" y "Sectas Oscuras de África". También descubrió algo sumamente extraño. La bibliotecaria de Harvard le contó que el libro de Sectas Oscuras de África lo tenían en su biblioteca pero que cuando fue a buscarlo para enviárselo a Elías el libro había desaparecido y en la sala había un olor extraño.
Descubrimos que Érica Carlyle da una fiesta el viernes en su casa en honor de la policía de Nueva York para recaudar fondos para fines sociales. Todos comienzan a mover sus hilos para conseguir una invitación. Yo ni me molesto, que hace un negro en una fiesta con las personas más ricas de Nueva York, y encima con la policía.
Kurt llega con un descubrimiento alentador, en Importaciones Emerson ha conseguido la dirección de Silas N´Kwane, "La Casa del Juju" en Harlem. Nos preparamos y nos dirigimos allí a primera hora de la tarde. Vamos en el coche de Max, pese a mis recomendaciones nos adentramos en Harlem hasta que decide dar media vuelta pues el coche llama demasiado la atención y todos los negros de la zona nos siguen con la mirada. Kurt y yo nos bajamos allí en medio y Power y Max van a aparcar fuera del barrio. Quedamos en vernos en la tienda. Llegamos con sólo un pequeño contratiempo resuelto a las bravas por Kurt, quien se nota que no sabe muchas cosas sobre Harlem.

Cuando llegamos ya ha oscurecido, la tienda está en un calle estrecha. Hay un cartel de madera con las letras escritas a mano, una cristalera iluminada muestra diversos artículos y una desvencijada puerta de madera protege la entrada. En el lateral hay un callejón muy estrecho y al otro lado una lavandería con las ventanas tapiadas. Kurt me dice que mejor investigamos primero el callejón. Está a oscuro y es realmente estrecho, casi tenemos que andar de lado. Al otro lado hay un patio pequeño y dos puertas. Una es de la parte de atrás de la Casa de Juju y la otra está tapiada, debe pertenecer a la lavandería. Hay un par de mendigos durmiendo en un rincón y al levantar la vista vemos luces en los destartalados balcones. Como no parece haber nada más volvemos a la puerta de la tienda y Kurt me dice que me espera en la puerta. Las bisagras chirrían dando paso a un pequeño espacio atestado de cosas y no muy bien iluminado. A la derecha hay una cortina de terciopelo que da un poco de intimidad no dejando ver nada a través del escaparate. En las estanterías hay toda clase de cosas, mascaras, estatuas, lanzas, cráneos, etc... Al fondo hay un mostrador y detrás se encuentra un hombre negro de unos setenta años, pequeño y delgado, con la cara muy arrugada y una sonrisa de oreja a oreja. "Buenas noches señor ¿que desea?" me dice con voz risueña y nerviosa. Le pregunto por Jackson Elías, la secta de la Lengua Roja, le expedición Carlyle, los libros que buscaba Elías y todo lo que se me ocurre sin levantar demasiadas sospechas. No sabe nada de nada y me parece bastante sincero, pero me dice que si busco libros extraños él conoce al hombre adecuado y quedamos en que hablará con él y nos concertará una cita. Antes de irme me regala un amuleto, una lagartija disecada típica para evitar el mal de ojo. Cuando salgo Kurt me pregunta si sabe algo, y tras contarle la conversación decide interrogarlo él. Cuando intenta abrir la puerta esta está cerrada (lógico pues era la hora de cerrar) así que llama insistentemente hasta que se asoma el tendero. Me llegan retazos de conversación, por un lado las agresivas preguntas de Kurt que se escuchan claramente en el silencio de la noche y por otro las entrecortadas respuestas del viejo que casi no escucho. Le pregunta por todo lo que se le ocurre sin la precaución de levantar sospechas aunque el anciano no sabe nada. Tras cerrar la puerta de la tienda Kurt decide que nos quedemos un rato para seguirlo hasta su casa. Mientras esperamos hablamos con un vagabundo con carrito que, tras darle cigarrillo y algo de dinero nos dice que nos alejemos de esa tienda, que es demasiado peligrosa. Las ventanas empiezan a abrirse y los vecinos nos miran desde sus casas con desprecio, esto se puede volver peligroso de un momento a otro, así que nos marchamos de Harlem andando rápidos bajo la nieve que empieza a caer con fuerza.

Lo que nos encontramos en el coche no lo esperábamos, Power y Cady estaban sentados en silencio, el primero con la mirada un poco perdida y el segundo con los ojos totalmente enloquecidos y en su camisa blanca se veían manchas de sangre. Su abrigo estaba en el asiento de atrás del revés y arrugado. Kurt decidió que lo mejor era que condujera el ya que Cady no estaba en condiciones de conducir. Power nos contó lo ocurrido.
Al parecer se perdieron buscando la Casa del Juju y se encontraron con cuatro negros que los atracaron. El relato era algo confuso primero Power saco su pistola después se la dio a los atracadores, Cady saco la suya hubo un forcejeo y todo acabó con la muerte de uno de los negros. Después de eso salieron corriendo hasta el coche. Fuimos todos a casa de Cady y esperamos a que este se tranquilizara un poco antes de volver cada uno a nuestra casa. Vaya un inicio de semana.

Es martes, hay alguien nuevo en la sala azul cuando llegamos, se da la vuelta y vemos a nuestro  viejo amigo el profesor Tyler M. Freeborn hablando con Cinthya. Nos saludamos y lo ponemos en antecedentes. Tras relatarle lo acontecido hasta entonces Power telefoneó al señor Kensington para preguntarle sobre los dos libros que buscaba Elías en Harvard aunque no los conocía. Pero en cambio sí que sabe de una forma para que hablemos con Érica, su abogado el señor Bradley Grey.
Kurt y yo volvemos a la Casa del Juju a ver si Silas había hablado con su hombre.
Por la mañana Harlem tiene un aspecto diferente, a pesar de la suciedad y la nieve que cubría las aceras el barrio parecía mas....vivo. Ya en la tienda Silas nos dice que todavía no ha podido hablar con su amigo y Kurt empieza a interrogarlo más afondo que la noche anterior. Parece que ha estado leyendo el dosier que estamos recopilando pues le dice el nombre de todos los dioses sectas y palabras extrañas que sabíamos hasta ahora. Silas niega conocer nada de aquello, al principio amablemente pero cada vez mas enfadado. Acaba echándolo de su tienda, prohibiéndole la entrada y echándole mal de ojo en una lengua que hacía mucho que yo no escuchaba (desde mis años de juventud). Intento disculparlo y acabo comprándole un atrapasueños. Me dice que vuelva mañana, pero sin mi amigo blanquito.

viernes, 26 de abril de 2013

Profesor Anthony Cowles

A petición de los investigadores, el detective Donnie Brasco que volvió recientemente a su casa en Arkham tiene a bien acercarse a la universidad de Miskatonic para entrevistarse con el profesor Anthony Cowles en su despacho en el Edificio de Artes Liberales.

Profesor A. D. Cowles

El profesor un hombre corpulento y excéntrico, nacido en Australia se encuentra en los E.E.U.U con una beca de investigación de un semestre en  la Universidad de Miskatonic de Arkham, en parte con la esperanza de poder reunir fondos para organizar a su vuelta una expedición para estudiar unos extraños monolitos fotografiados en el desierto de Australia.
Con una barba de color rojo brillante, resulta ser una persona amigable y receptiva. Desgraciadamente, sabe poca cosa. No conoce a Jackson Elias. Nunca le ha visto. No sabe nada de su vida. Ha leído muchos de los libros de Elías debido a sus estudios de Polinesia y Nueva Zelanda, y recuerda algunos detalles de sus trabajos cuando el detective le dice algunos de sus títulos, pero nada más.

 El profesor Cowles tiene el hábito de escuchar con entusiasmo y de reunir historias relacionadas con costumbres extrañas; esto ya ha hecho que tenga algunos problemas con los altos cargos de la Universidad, que piensan que anda con malas compañias. Hombre locuaz una o dos preguntas por parte del detective Brasco bastan para que hable durante horas, tras varias horas de amistosa charla deciden ir a comer al restaurante favorito de Cowles, el "Grafton Dinner" cerca de la estación de tren, allí durante la comida el profesor resume encantado su conferencia en la Universidad de Nueva York.






lunes, 15 de abril de 2013

Los archivos del doctor Robert Huston

Alex (1)..........................Max Power................... Anticuario
Charlie (1)...................... Jaared Taylor..................Músico
Chema (1)......................Tyler M Freeborn............Profesor de Universidad
Tao (1)............................. Max Cady.........................Abogado


Tras una fatigosa y malograda investigación, siendo uno de los mayores escollos a sortear el portero del edificio donde antiguamente se encontraba la consulta del doctor Huston, los investigadores  finalmente consiguen seguir el rastro de los papeles e informes médicos del buen doctor. Después de que se le diera por muerto, su consulta fue cerrada, el local puesto de nuevo en alquiler y los archivos del doctor Huston fueron cuidadosamente recogidos, marcados y almacenados en el New York Medicall College fundado en 1860 que se encuentra en Park Avenue esquina con la calle 61. Tras su examen se halló que la mayoría eran de naturaleza médica, aunque los médicos más antiguos discreparon durante varios meses. Debido a ello siguen siendo confidenciales y sólo pueden acceder a ellos los herederos de Huston (si existen) o un médico que pueda justificar para qué.



Al parecer cuanto más conocía Huston a Carlyle, menos se decidía a poner cosas por escrito acerca de él...

Importaciones Emerson


Charlie (1)...................... Jaared Taylor..................Músico
Pascual (1)......................Kurt Russell.......................Policia
Tao (1)............................. Max Cady.........................Abogado



 Siguiendo una de las pistas que hallaron en los bolsillos de uno de los asesinos de Elias, los investigadores deciden acudir por la tarde a Importaciones Emerson para tratar de echar un vistazo y hablar con el dueño, lamentablemente el intenso tráfico neoyorkino les impide llegar antes de la hora de cierre, por lo que encuentran el lugar cerrado y en apariencia sin nadie.
 La empresa ocupa un edificio largo y estrecho con muelles de carga delante y detrás, habilitado como almacén, que está lleno de mercancias apiladas a una altura regular, y con una pequeña oficina en un altillo de la parte delantera.
Tras un rato de discreta vigilancia deciden echar un vistazo buscando la posibilidad de allanar el almacen sin ser vistos, pero los eventuales testigos, la falta de herramientas necesarias y la ausencia de un plan provoca que se retiren.

Al dia siguiente y en solitario el Agente Kurt Russell acude a hablar directamente con el responsable del negocio, el señor Arthur Emerson, un hombre de unos 50 años, que recuerda la visita de Jackson elias y expresa su condolencia, cuando se le informa de su muerte. Al parecer Elías habia estado recorriendo algunos importadores buscando ciertas conexiones con Mombasa. Emerson admitió recibir mercancias con origen keniata para un único cliente "La casa del Ju-ju", con domicilio en el 1 de Ransom Court en Harlem. El señor Emerson afirma estar seguro de que Elias pensaba visitar la Casa del Ju-ju, negocio que regenta un tal Silas N'Kwane.

sábado, 13 de abril de 2013

Jonas Kensington

Jonas, de 48 años, es el propietario y editor de “Próspero Press”, una editorial especializada en temas de fantasía y ocultismo, tanto de ficción como reales. Este modesto negocio no está dedicado a la producción de súper-éxitos, sino a la de libros que merecen ser publicados por su interés para un público selecto, tanto actual como de generaciones venideras. Cuando los investigadores aparecen por la editorial, Kensington esta encantado de recibirles, era amigo de Elías, había editado todos sus libros, y está encantado de ayudar todo lo posible pare resolver el misterio de la muerte de Elias.

Jonas Kensington
Cree que la policía está (por una vez) en lo cierto, y que la muerte de Elías es un asesinato ritual. Las sectas de asesinos era un tema en el que Elías estaba muy metido y Kensington es de la opinión de que o bien algún antiguo enemigo acabó con la vida del valiente autor o bien su último proyecto era más serio y peligroso de los que él creía. Al parecer, estaba convencido de que no todos los miembros europeos de la expedición Carlyle murieron. Al pedirle más información, hace sacar del archivo la carpeta de Elías y lee de allí la siguiente carta:


Después de esto Kensington recibió un telegrama desde Hong Kong en el que se le pedía un anticipo (que le fue enviado inmediatamente) y estas notas:


Desde entonces Jonas no supo nada de él desde mediados del mes anterior (16 de Diciembre de 1924), en que llamó desde larga distancia oyéndosele muy mal. Estaba muy excitado y se le notaba algo alterado emocionalmente. Dijo que había estado en China, en África por supuesto, y unos pocos días en Londres donde había conseguido sacar bastante material. Dijo que había visto cosas increíbles y se puso a gritar acerca de una conspiración a nivel mundial. Cuando el otro le dijo que se calmara, Elías replicó que no podía permitirse ni un respiro porque existía un calendario y necesitaba encontrar las piezas que faltaban, pero no quiso o no pudo explicar más. Después colgó diciendo que pronto estaría en Nueva York.
Al llegar a Nueva York días más tarde, dejó más notas, pero de una naturaleza tan extraña y exorbitante que Kensington pensó que o bien su amigo se había vuelto loco y necesitaba pasar seis meses en un sanatorio mental, o bien que no se fiaba de nadie y guardaba todos los datos en la mente:

Esta colección de notas es la que alarmó a Jonás Kensington. Las páginas están dobladas y encuadernadas hasta formar un pequeño volumen. Frecuentemente hay una docena de páginas en blanco. A veces una sola palabra se repite continuamente página tras página. La mayor parte de los párrafos están escritos de forma tan agitada que apenas pueden leerse:


El señor Kensington se comprometió con Max Power a colaborar en todo lo posible y a financiar la investigación para esclarecer el misterio del asesinato de Elías hasta con 1500$ .

viernes, 12 de abril de 2013

Diario de los últimos dias de Jaared Taylor (Parte I)






A primera hora teníamos una cita con Jonas Kensington, el editor de Elías. Nos presentamos en su oficina Max y yo. Ya se había enterado de la noticia y parecía bastante afectado, al parecer eran bastante amigos. Le contamos nuestra conexión con Elías y nos contó lo que sabía. Al parecer Elías había estado recopilando información sobre una extraña secta como solía hacer, cuando se encontró con que los miembros de la famosa expedición Carlyle podían estar vivos. Estuvo siguiendo varias pistas hasta que encontró a alguien que había hablado con Jack Brady el amigo de Roger Carlyle que hacía de Factotum. Le estuvo mandando varias cartas con la información que iba descubriendo (nos dejó estas notas) y recibió una llamada el 16/12/1924 donde le dijo que había estado en China, África y Londres, y que había escuchado algo sobre una conspiración de carácter mundial, que se acababa el tiempo. Nos contó que en esa llamada se le notaba muy nervioso y un poco fuera de sí, fue la última vez que habló con él. Le agradecimos su ayuda y nos dijo que lo llamáramos si necesitábamos ayuda, quería ayudar a esclarecer la muerte de su amigo.
Justo cuando nos marchábamos aparición un detective de la policía de New York, el detective Martin. Salimos lo más rápido que pudimos de allí sin despertar sospechas y nos dirigimos al bufete.

Esta reunión fue de lo más sorprendente. Estábamos Max y yo, Max Cady, Kurt Russell, Cinthya Connors y Donnie Brasco. Max Cady parecía bastante afectado por los sucesos del día anterior pero la señorita Connors volvía a encontrarse serena. Lo primero fue una explicación. Nos contó que creían que Elías había descubierto algo muy peligroso y fuera de lo normal. Llegados a este punto Donnie y Cinthya se miraron un momento y él asintió. "Lo que les voy a contar puede que les parezca increíble, más les puedo asegurar que es del todo cierto". Cogió un dossier que tenía en la mesa y nos lo pasó mientras hablaba. "Este informe contiene la investigación del último caso "especial" en el que participamos la señorita Connors y yo. Nos avisaron de que se estaban produciendo asesinatos un tanto extraños, y resultó que había dos niños zombis comiéndose a la gente del vecindario". Tras escuchar eso todos dimos un respingo pero Cady y Russell pusieron una cara de asombro casi cómica, seguida de una expresión de incredulidad que yo bien conocía de nuestra última "aventura". "Sé que es difícil de creer" siguió Cinthya, "pero les juro que era verdad". Pasando las páginas del dossier encontré una foto de un niño, lo que a primera vista parecía un niño. Mirando con más detenimiento la verdad es que parecía un zombi, ya que se estaba comiendo un cuerpo humano y tenía la piel como podrida y en algunos puntos se le veían los huesos. Dejó que pasaran unos minutos para que todos le echáramos un vistazo a los papeles. A pesar de haber vivido en mis propias carnes una experiencia similar ver aquellas fotos y leer un expediente de monstruos, horrores, asesinatos... en la ciudad de Arkham, en un lugar civilizado y lleno de gente....me aterrorizó.
"No todo en este mundo es como creen que es" prosiguió Cinthya, "hay horrores mas allá de lo imaginable acechando tras los muros de la realidad, el señor Power y el señor Taylor pueden corroborar mis palabras, ¿no es así?". Nunca pensé que contaría nada de lo ocurrido en Coppertown pero tras las revelaciones de Cinthya..."Pues la verdad es que sí, nosotros tuvimos un encontronazo con unos gusanos asesinos gigantes con tentáculos que controlaban mentalmente a unos mineros y tenían tratos con los dueños de la mina". Esto pareció demasiado para el escéptico señor Russell, bufó y nos miró como si estuviéramos chalados (quizás lo estuviéramos). Pero la seguridad de Cinthya era tal mientras hablaba que pareció convencerlo, sino que hubiera monstruos bajo la alfombra por lo menos que podía haber cosas que no comprendiera. Por su parte Cady estaba más pálido si cabe que cuando llegó.
Donnie nos contó lo de los niños zombis y nosotros le relatamos como huimos de los muchas cuerdas. Tras esto el ambiente, a pesar de la atmosfera de congoja, pareció volverse....como lo diría, de camaradería. Como ya sabíamos que podía ser que no nos enfrentáramos a cosa "normales" pedimos que nuestros honorarios fueran acorde al peligro. Conseguimos llegar a un acuerdo tras lo cual Cinthya nos comunicó que había hablado con Jonas Kesinton y este quería darnos más información. Había quedado con él en un restaurante del centro donde comeríamos mientras nos enseñaba lo que se había callado esta mañana.

En el restaurante Jonas reconoció que no nos había dado el resto de la información porque no estaba seguro de lo que haríamos con ella. Había unas notas que eran preocupantes y que podrían echar por tierra la reputación de Elías. Cuando las leí entendí las reticencias de Jonas. Elías se notaba mas desquiciado con el paso del tiempo llegando al punto de parecer totalmente fuera de sí en la última carta que envió a Jonas. En estas notas decía que todos los miembros de la expedición estaban vivos, que estaban intentando despertar algo y que tenía que conseguir los informes del médico de Roger Carlyle y los libros que estaban en su caja fuerte. Todo esto salteado con incoherencias y desvaríos. Jonas se mostró muy dispuesto a ayudar a esclarecer todo este embrollo y Power aprovechó para pedirle una acreditación de la editorial a lo que este respondió sorprendido pues no entendía bien para que nos podía servir eso, aún así acepto.

Salimos de allí cuando comenzaba a oscurecer y decidimos investigar otra de las pistas que teníamos, la tarjeta de "Importaciones Emerson". Power se dirigió a la biblioteca para seguir buscando información sobre los integrantes de la expedición mientras Cady, Russell y yo nos metíamos en el intenso tráfico de la tarde neoyorkina. Cuando llegamos a nuestro destino ya era tarde por lo que todos los establecimientos estaban cerrados incluyendo el que íbamos a visitar. Ya que estábamos allí decidimos echar un vistazo. Parecía una empresa de importaciones típica y todas las puertas y ventanas estaban bien cerradas. Pensamos en la posibilidad de colarnos pero desistimos tras comprobar lo resistentes de los cerrojos y lo inaccesible del tejado. Volveríamos al día siguiente mejor preparados...
Volvimos al bufete y tras buscar un rato Cady consiguió encontrar la dirección de la finca de la familia Carlyle, donde podríamos encontrarnos con la hermana de Roger, Érica. Russell nos comentó que la policía había estado consultando a un experto en sectas, un tal Mordegai Leming o algo así. Aunque no había resultado de mucha ayuda para la policía decidimos visitarle al día siguiente. 

Debo aclarar que Kurt Russell ya no trabaja como policía. Desconozco las razones por las que lo han apartado del servicio pero después de su actuación con los asesinos de Elías lo condecoraron y seguidamente le dieron vacaciones indefinidas. Así que nuestro compañero ya no era agente de la ley aunque se comportara como tal.